Seguime en Facebook

Día del padre

Madrid. 19 de marzo. Día del padre. No sé qué horas de la mañana.
4 días de atraso. Nada de otro mundo.
Un espejo en el cuarto de baños. Pelos con rastros de almohada. Una mujer con un test de embarazo en la mano.

Por supuesto que espero. Espero unos días más. Porque no es la primera vez.
O, mejor, lo hago como si nada. Rapidito. Como quien se cepilla los dientes.
Algo así como bajar a las zancadas las escaleras del metro para llegar antes de que se cierren las puertas en las narices, pero todo lo contrario.
Mejor, lo hago.
Dudo si encender la ducha o dejarla apagada. Ojeo una revista arrugada por la humedad del vapor de todos los días.
Miro los minutos. Ya. Estiro el brazo. La cara dormida pesa mucho sobre el cuello enclenque sin café.
Voy hasta donde está el voluntario progenitor, el estudio, como lo llamamos.
Mirá, le digo extendiendo el plástico blanco con un símbolo de pausa impreso en rojo.
Silencio eferves
cente.
Después de hacerle una mueca de yo qué sé encogiendo los hombros, cierro la puerta del susto que provoca la histeria contenida y la duda, todo como si nada, y me voy a duchar.

1 comentario:

Mañosa dijo...

Estas embarazada???