El marido se llevó a Cali. Van a
ir a almorzar y a la plaza de Juramento a comprar un títere; uno más. Un gran
plan que me aleja de preparar el almuerzo y ensuciar más la cocina.
Mateo se acaba de quedar dormido.
Tenía mucho sueño pero no había forma de lograr que cerrara los ojos. Probé a
upa, con chupete (el que escupe indiscriminadamente cada vez que se lo encajo),
meciendo el cochecito, con música, de todo. Salvo el de encender un ruido
molestoso y constante. El del extractor, por ejemplo. Con Cali me acuerdo de
que me pasó con el secador de pelo y con el lavarropas. Ayer, sin darme cuenta,
preparando la comida pasó lo mismo y cociné de lo más bien. No lo podía creer.
Hoy, después de intentar con los métodos más lógicos como el de tenerlo en
brazos y darle ese calorcito corporal materno que no sirvió para nada, me
acordé y lo encendí. Me explota la cabeza pero el está de lo más relajado.
Ahora me toca decidir qué hacer
en estos minutos de libertad: ordenar la cocina, que es un bonito despelote, limpiar
mamaderas, ordenar el resto de la casa, que es otro bonito quilombo, limpiar un
cúmulo de hormigas que eliminé a las 6 am gatillando el antibacterial (tengo
una invasión de hormigas de cimientos) y que quedaron pegadas a la pared y a
los zócalos con un aspecto poco higiénico, o sentarme y obligarme a hacer algo
que me guste. Elijo lo segundo con gran incomodidad porque la obligación para
mí siempre está primero que el placer y la satisfacción personal, pero como me
propuse intentar vivir con menos frustración, muy a mi pesar, decido en estos
momentos mínimos darle felicidad a esa parte de mí siempre relegada, a esa
parte cenicientezca que espera el
milagro de una varita mágica. Pues hoy, esa varita mágica es simplemente mi decisión.
A escribir.
1 comentario:
"Intentar vivir con menos frustración". Creo que me voy a hacer un cartel (tipo pancarta) con esa frase. ¿Quién sabe? Quizás algún día la pongo en práctica :)
www.meriendaalacarta.blogspot.com
Publicar un comentario